UAM-X

Alberto Durero

La pequeña pasión

del 17 de noviembre al 10 de diciembre de 1999

La pasión es sufrimiento. El dolor nos abisma y nos lleva por rumbos desconocidos. Alberto Durero hizo de este grabado una escena donde Jesús está en la cruz. El hombre o el hijo de Dios, según las creencias personales,las graba Durero en 1511, en pleno Renacimiento y la imagen inspira calma. La experiencia del espectador se acerca a la enseñanza. Lo que aparece ahí es el sacrificio individual que quiere convertirse en acto colectivo. El virtuosismo de la obra está a la vista. Sus líneas son finísimos enjambres que establecen las figuras y que otorgan el tono sacro a un aimagen que es visualidad en reposo. Con el barroco se llegó a las exaltaciones y al gesto bizarro, pero en el periodo inmediato anterior, del cual Durero es uno de sus principales representantes, todo concluye para ir hacia una sensibilidad religiosa. Además, el Cristo de "La pequeña pasión" es el hombre, el ser humano que espera, el que vive la agonía y la acepta sin más.

En unos cuantos centímetros, en una brevedad casi de miniatura, Alberto Durero hizo de su plancha una lectura del crucificado en donde la belleza trágica es también cántico celestial, apertura de un cosmos de sugerencias. Cristo es el hombre y Durero lo observa en esa consición existencial, pero su religiosidad está en la renuncia, en el retraimiento y en la paertura a un rito que nos redime a todos. La imagen conserva una súbita intimidad que nos arropa. Durero nos entrega aquello que parece evadirse ante el rumor de los tiempos: somos aún ahora, fragilidad de sombras que admite la luz.

Andrés de Luna